top of page

Jonnhy de Jaislamer

Hoy mientras caminaba por las callejuelas de adoquín por el fuerte de Jaisalmer (India), conocí a Jonhhy, un joven comerciante dueño de una pequeña tienda rebosada de telas, alfombras y de todo el encanto típico de esa región del desierto de Rajhastán, quien cortésmente me invitó a tomar chai (té) a la entrada de su tienda.

Estaba consciente que los comerciantes indios no dan puntada sin hilo en sus invitaciones, sin embargo acepté su ofrecimiento. Jonnhy es Bramán y entre muchos temas de conversación, me contó que quiere casarse pronto, dejando de manifiesto que no quería hacerlo con una mujer de Jaisalmer, sino que con alguien de otra ciudad. "De otro país tal vez"?, -pregunté-.

"No", -señaló enfático mientras fumaba-. "Eso sería imposible, ya que perdería el respeto de mis padres y de toda mi familia".

Luego, acercándose a la tetera para rellenarme la taza agregó: "Le dije a mi padre que me buscara una novia en Udaipur o en Jaipur, porque ellas si se quedan en la casa cocinando y cuidando. Las de Jaisalmer, son buenas para cocinar y ordenar, pero se la pasan metida en la casa de sus padres, y eso a mí no me gusta".

Muy interesado por su relato me acerqué y le pregunté:

"Estás muy nervioso por saber qué mujer está negociando en este momento tu padre?. Cómo es, que tipo de personalidad tiene, etc., Ya que mal que mal, tú no la vas a ver hasta el momento mismo de la ceremonia de casamiento, no es así"?.

"Así es", -asintió Jonnhy con su cabeza-, "pero todo eso no es ningún problema",- respondió con seguridad-, "pues mi padre conoce muy bien mis gustos y el tipo de mujer que yo ando buscando".


Luego de tres tasas de chai cargado a la canela en vaso de greda y varios cigarros, acalambrado de estar sentado a con las piernas cruzadas, salí de mi posición, comenzando a despedirme de mi nuevo amigo, agradeciendo la atención, y por sobre todo, tan grata conversación.

Jonnhy puso sus manos en su frente aceptando mi agradecimiento. Me levanté del lugar y adelantándome a cualquier ofrecimiento para que le comprase algo, le señalé que quizás otro día pasaría por su tienda a comprarle algo, a lo cual me respondió: “No te preocupes, ya hiciste suficiente sentándote al frente de mi tienda”. Claro, comprendí que para Jonnhy es una excelente estrategia de marketing que yo (un gringo) esté por más de cuarenta minutos sentado al frente de su tienda tomando chai.

Me despedí en reverencia y alejándome de la tienda ni me cuestioné si había sido utilizado o no por este comerciante indio. Estoy seguro que él disfrutó tanto como yo, de nuestra grata conversación, por lo que convencido, y a la distancia mientras caminaba con el fin de ratificar mis respetos y demostrándole mi entendimiento, me di vuelta saludando como mi mano derecha a Jonnhy, quien mientras recogía las tazas y la tetera, también sonrió y me guiñó un ojo gesticulando con su cabeza hacia al lado como diciendo:


“buena honda compadre..”.






Entradas recientes
Categorías
bottom of page